A Sebastián de la Obra ,
querido amigo, por su Eratóstenes.
El día del Juicio, si acaso ha lugar,
—me preguntas—
¿habrá buen Dios que ponga gloria
a su propia muerte?, ¿nos revelará
misterios de eterna redención?,
¿nuestro nacer y morir,
humanas desgracias en soledad?
No pretendas saber más
que la esperanza del mañana,
sombría alborada de hombres justos
—que rescatan vidas inertes—,
insumisos al poder, y sin beneficio
de necias y sometidas voluntades.
Combate hoy —hermano mío—
por desnudar el mañana del ayer,
para que de estos malvados jueces
su propia iniquidad —otros,
bien dignos- se atrevan a juzgar,
libres de distópicas utopías,
fábulas que ya no han menester.
(tvb)